Sensación de vértigo
ENTREVISTA A EUGENIO GARCÍA
ÁREA COMUNICACIÓN
Por Redacción DROTER
7 SEPTIEMBRE 2021
—¿Hablemos de vértigo, el que originan los cambios=?
—¿Hablemos de vértigo, el que originan los cambios=?
—Todo gira a nuestro alrededor a mucha velocidad. Se mueve a gran velocidad, lo que es físicamente cierto y cuando la velocidad superar nuestra capacidad de gestión de cambios, lo que se mueve se enrosca y como una espiral empieza a girar en nuestro cerebro produciendo inestabilidad, falta de control e inseguridad. El vértigo no es nada bueno.
—¿Puede considerarse una dolencia social?
—Los puede padecer la sociedad. De momento, no es el caso, pero puede llegar a ocurrir y ya lo padecen las élites. Es el caso y no es bueno. Cuando te asaltas los brotes de vértigo, te paralizas, es un mecanismo defensivo.
—¿Pero no es una enfermedad, es un vértigo intelectual?
—En la práctica se comporta como una enfermedad. Con la administración paralizada, inmóvil, en estado de schock, casi ida, balbuceando, es muy difícil avanzar.
—¿Y qué remedio propone?
—Racionalizar el vértigo. No existe otra opción. Descomponer el problema y actuar.
> NECESITAMOS COMBATIR EL VÉRTIGO
—¿Qué puede hacer DROTIUM?
—Lo que estamos haciendo. Hasta hace bien poco, estábamos emboscados detrás de una página web (drotium.com) misteriosa, enigmática. Lo que hacen todos nuestros homólogos, enfrascados, como nosotros, en operaciones profundas de I+D+i.
—Ahora DROTIUM se ha levantado las faldas...
—Tocaba. Sentimos a nuestro alrededor mucho vértigo. Lo sentimos en nuestros interlocutores y sentimos la parálisis de las administraciones públicas y de su liderazgo. Pensamos mucho que estrategia seguir y optamos por la transparencia. DROTIUM.ai está concebida y diseñada para el público prescriptor, ya entendido, para formar, un poco más a la comunidad que ya está formada y para dar soporte a una pequeña comunidad de expertos dentro de la administración, que ya tiene verdadero interés por sumarse a los cambios. Tenemos que dirigirnos a los adelantados.
—¿DROTIUM.ai no la leerán, entonces, los políticos?
—La leerá una minoría. Los que están dispuestos a realizar un esfuerzo intelectual. El que exige hacer inmersión en los cambios. La mayoría no puede hacer esa inmersión.Su estado de ansiedad les impide leerla con la concentración que se requiere. Los contenidos de DROTIUM.ai será filtrados por sus asesores o expertos y todo dependerá de la calidad de dicho filtro. Es una misión que lleva tiempo. Nosotros combinaremos el papel que debe jugar nuestra página con una interlocución medida con los más adelantados. Es una oportunidad para el liderazgo más inteligente, el que puede gestionar el vértigo. Serán los vencedores de este proceso.
—¿Es posible dirigirse al gran público, sin intermedIación?
—El salto a realizar es de tal calibre que no produciría efecto alguno. Esa fase ya llegará. Ya existe una lluvia fina, procedente de distintas frentes, particularmente, EE UU, China y Rusia, que no cesa, en favor de los ingenios no tripulados. Salpimienta todos los medios y las redes sociales. La lluvia es cada vez más espesa. Se comete un error imaginando que la opinión pública no está madura. Cosa distinta es determinar si la opinión pública española esta madura para interiorizar que en su seno ha nacido una empresa con ese potencial. Estaremos en ese punto en muy poco tiempo y ese será el instante para lanzar una estrategia de comunicación directa. El gran público necesita emociones encima de alguna razón. El gran público necesita sentir la fuerza arrolladora de los cambios y, en esencia, la fuerza descomunal que muestren sus protagonistas, para sumarse con alborozo. Y no estamos en esa fase, entraremos en ella en muy poco tiempo. El público quiere contemplar fuerza arrolladora a la que sumarse para esquivar el vértigo. Quiere sentirse protegido. No necesitamos propagar el vértigo, al revés, necesitamos combatirlo.
Eugenio García Pérz
> PARED TECNOLÓGICA
—¿Hábleme de las razones físicas del vértigo?
——Imagine que Vd. es presidente del Gobierno o ministro de Economía y les están poniendo encima de la mesa, día sí y día también, por ejemplo, que el sector petroquímico se debilita, bajo la amenaza de las restricciones a los plásticos y a los combustibles. Y que el sector automotriz se debilita porque su estrategia de polucionar ciudades ya no tiene recorrido. Son restricciones que descapitalizan (se hunde el valor de dichas empresas) y, a continuación, aparecen las dificultades para financiarse. Han sido los sectores empresariales más fuertes, más poderosos, a lo largo del siglo XX. Tienen la espalda en el suelo y aunque, técnicamente, han sido vencidos, defenderán sus posiciones. ¿Vd. qué haría? En los dos lados, en el lado del gobierno y en el lado de esas patronales, hay zozobra.
—En fin... Pueden optar por una actitud civilizada y... reconvertirse.
—La historia demuestra que la reconversión no es fácil y por lo general imposible y que serán reemplazados por empresas nuevas, emergentes. Póngase en su piel o en la piel de un político.
—La historia nunca va para atrás...
—Puede ir para atrás temporalmente. El progreso lineal, sin perturbaciones, jamás existió. ¿Qué ocurrió en el 2008? Socialmente retrocedimos, económicamente retrocedimos. Industrialmente retrocedimos. Tecnológica y ciientíficamente retrocedimos, excepto los países punteros que no interrumpieron sus actividades de I+D+i (EE UU, China, Corea del Sru o Japón). Saliendo, ahora, de la pandemia, comprobamos, el tamaño de la muralla que se ha levantado entre dichas potencias y el resto. La marcha atrás, existe. Mucho cuidado. Te extravías durante cinco años y pierdes un siglo. Los próximos cinco años de España serán cruciales y marcarán lo que queda de siglo.
—La reconversión, desde luego, es imposible sino se intenta.
—Qué le paso a la industria GSM de telefonía móvil. Se extinguió en tres años. Fue brutal. Fue devorada por los celulares que gestionaban datos. Devorada, chan-cham, en dos bocaos. No les dió tiempo ni a pensar si podían o no reconvertirse y, por supuesto, no podían reconvertirse. No podían escalar la pared tecnológica que tenían por delante. ¿Qué le paso a la industria de vinilos, CDs o mp3 o qué le está pasando la televisión convencional o a las operadoras de telefonía con negocios de licencia? Han sido devoradas por internet, chan-chan. ¿Se pueden reconvertir? ¿Qué le está pasando a la industria automotriz? Fabrica vehículos que ya están fuera de la Ley. Y lo que fabrican ha sido prohibido, in perpetuam. Según los páises la prohibición expresa empieza en el año 2025, 2030 o 2035. Tenga en cuenta que es una industria muy advertida desde hace más de veinte años. ¿Y qué hicieron? ¿Optaron por la reconversión o por vacilar a la opinión pública? ¿Se reconvertirán o serán reemplazadas? Fabrican coches y caos. Fabrican tráfico caótico, devastando ciudades y tienen que fabricar movilidad que es todo lo contrario. Fabrican atascos y siniestros, inmovilidad, y hay que fabricar todo lo contrario, movilidad. ¿Es posible su reconversión? ¿Y si es posible... por qué no la hacen? La propulsión eléctrica es una parte, la más pequeña, de la reconversión.
> TOCA SOBREPONERSE AL VÉRTIGO
—¿Sugiere que son sectores en rebeldía, intentando revertir su destino?
—Ya lo están haciendo. Luchan contra el poder político y toman a la sociedad como rehén. No hay conductores, no hay suministros, no hay energía, impondrán la escasez y la hiperinflación. Nos enfrentamos a una fuerte crisis social y de modelo económico. Un modelo que incluye un modelo logístico y que las mercancías fluyan de extremo a extremo del planeta. Un modelo que arrastra los pies. No hay conductores multifrontera porque es un trabajo tedioso, muy solitario, sin conciliación y porque los conductores ya saben que serán reemplazados por camiones autónomos. Se confabulan, cruzando y convergiendo, problemas de distinta naturaleza, muy difíciles de encajar. Los sectores empresariales que serán reemplazado ya están en rebeldía. Conseguirán éxitos parciales. Están reorganizando su capacidad de influir, haciendo caja común, para salir a pescar en las marismas de la política. Póngase en su piel. ¿Qué haría Vd?
—¿Para qué debemos, en su opinión, prepararnos?
—Hemos entrado en una fase social controvertida, agitada. La industria automotriz, la mayor parte, ya ha entrado en una aguda fase de inestabilidad financiera. Poco futuro. Nos enfrentaremos a un parque móvil que envejecerá, sin repuestos, hasta que las nuevas empresas, las empresas NEERTRA, emergentes, tomen el testigo. Nos esperan diez años de fuerte aceleración, muriéndose lo que ya nadie necesita, con fuerte agitación social y emergiendo la alternativa. Cuanto antes se admita que así pasarán las cosas, tanto mejor.
—¿Está describiendo el vértigo?
—¿Cuánto puede subir el precio la luz, el gas o el carbón? Para lo que me queda en el convento… piensan los que extraen materias primas, las que tengo me las van a pagar a precio de diamantes. ¡Nos jodemos todos! La energía alcanzará precios astronómicos. ¿Se pueden pagar? Objetivamente, no. ¿Qué ocurrirá?
—¿Eso, qué ocurrirá?
—Puesto que estamos sin watios —nos faltan watios— y la presión sobre los precios de las materias primas clásicas, ya es brutal, lo recomendable es anunciarlo, adelantarlo y enfrentarse a ello, con mano firme. Es la mejor estrategia para combatir el vértigo que ya experimentamos y que seguirá creciendo. Tener la certeza de que hay luz al final del túnel aligera los sinsabores. Es más fácil acopiar gallardía y resiliencia. Existen dos opciones, tirar la toalla o apretar el acelerador de los cambios. Esto último genera esperanza. Si se nos quita la opción de la esperanza, condenas a la población al derrotismo y a la frustración. Si te equivocas en la elección, si optas por tirar la toalla, lo pierdes todo. Pierdes el futuro y no ganas la batalla de los precios. El que controla los precios se sabe moribundo y apurará la vida útil de sus materias primas. La alternativa real, no existe otra, es acelerar el cambio tecnológico. Si nos negamos a jugar la baza de la esperanza y elegimos congelar el tiempo, nos metemos en un charco, en un infierno de desolación.
—¿Pueden nuestras sociedades colapsar?
—Yo invito a tener en alta consideración tal supuesto. No total, pero si parcial e incluso turbulento. Se pueden confabular «cambio tecnológico», cambio de modelo productivo (menos logístico)» y «riña geopolítica, geoestratégica». Confabularse y organizar un carajal. De ese carajal saldrá una sociedad nueva. Pero sobrevendrá con sufrimiento. ¿Puede sobrevenir sin sufrimiento?
> DIVIDIR EL PRESUPUESTO EN DOS PARTES
—¿Es conjeturable aminorar el sufrimiento?
—Habrá sufrimiento. Y es bueno advertir que lo habrá. Pero puede ser más o menos llevadero. Apostamos porque sea llevadero. Y para que ocurra las administraciones tienen que sentar a la mesa a empresas como DROTIUM. Que sea más o menos llevadero dependen de si tienes recámara, repuesto, alternativas o estás a merced del temporal de viento, lluvia, aparato eléctrico, olas y cualquier tragedia que Vd. pueda imaginar.
—¿DROTIUM ha conseguido interlocución?
—Es muy prometedora por la calidad de los partícipes. Es un diálogo, desde luego, mucho más estratégico que la mesa de Cataluña. Lo digo como ejemplo y todos sabemos que el problema catalán no es pequeño. Es nada, sin embargo, comparado con lo que está sobre la mesa. Los interlocutores empiezan a ser conscientes de que en efecto, nuestro diálogo tiene un calado estratégico y en profundidad. Está mejorando mucho la percepción del problema y las conversaciones empiezan a ser más fáciles.
—¿Cómo enfocar el problema, qué sugiere?
—Estamos obligados a levantar de nueva planta una vigorosa política industrial, con cimientos sólidos. En este aspecto urge dividir el presupuesto en dos trozos, las ayudas financiera a los sectores que se marchitan, para amortiguar el desenlace social, la catástrofe social que se avecina. Y en la otra parte, levantar una estrategia de valor sólida, que mire al futuro. Y eso último se hace con normas, con regulación y enrutando correctamente el ahorro. Lo he dicho con claridad. Por un lado, las ayudas financiera y, por otro, la estrategia de valor (normas y enrutamiento del ahorro). Estamos entrando en una etapa de clarificación El ahorro debe soportar el futuro y el estado el pasado. Pero al Estado le corresponde activar ambos mecanismos.
—¿Y qué pasa si no se hace?
—Tenemos un problema. No habrá luz al final de túnel. Enloqueceremos. También le digo que soy optimista. Lo menos deseable es que el Estado se paralice. El estado, con fuerte acento social, tendrá que asistir los sectores que se marchitan y el ahorro debiera compromete, activado, con el futuro. El ahorro necesita contemplar un horizonte despejado. Con el horizonte despejado y bien señalizado camina solo. Estamos trabajando, me refiero a DROTIUM, sobre hitos con muy alta repercusión.